Cuando
Pedro Espiñan se levantó una noche después de tener una pesadilla se dio con la
sorpresa de ver un insecto reprochable echado en su sofá. Este estaba echado de
costado sobre cuatro de sus diminutas patas peludas. Al alzar un poco la mirada
vio un vientre ovalado lleno de pelos color marrón oscuro. Asustado por lo
visto procedió a deslizarse hacia el
suelo y comenzó a andar con sus casi imperceptibles patas en dirección al baño. A penas arribo a
su objetivo se vio al espejo con temor, cayendo desmayado apenas vio en lo que
se había convertido.
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